lunes, 17 de junio de 2013

Vocación Franciscana

Cuando el joven Fernando tenía 15 años de edad, decide vestir el sayal franciscano, atraído por la misión que dieron  los Padres franciscanos del Convento de Ocopa, en la ciudad de Huánuco.

El Convento de Santa Rosa de  Ocopa, fundado por Fray Francisco de San José, el año 1725, está ubicado en la Provincia de Concepción en el Departamento de Junín, en el Valle del Río Mantaro, entre Huancayo y Jauja, hermoso Santuario de actividad misionera y de Formación de los Padres Franciscanos, convento llamado “ Antigua mansión de la virtud, escuela de la milicia de Cristo, rincón de soledad sagrada, Colegio misionero “ en donde tantos esforzados varones aprendieron a vencer los vicios y a ganar las almas.
Los estudiantes debían cursar tres años de Filosofía, tres años de Teología Dogmática y dos de Teología Moral. Durante la Filosofía se debía estudiar, además, las clases suplementarias de Matemática, Geografía y Física. Los Teólogos tenían clases de Historia Universal e Historia Eclesiástica, y los Moralistas tenían clases de Sagrada Escritura y Oratoria Sagrada, también estudiaban Derecho Canónico. Durante las vacaciones estudiaban la lengua quechua.
La  etapa de formación es muy  importante para los jóvenes misioneros  franciscanos; es allí cuando, se acercan a los primeros combates reñidos en la más crítica coyuntura, en los comienzos de la edad juvenil, en que se decide la suerte del hombre, y de cuya orientación depende el curso de la vida.
El joven Fernando, en el Convento de Ocopa, fue corista estudiante y realizó sus estudios eclesiásticos tomando el nombre de Alfonso María de la Cruz. Nunca desmintió su primera resolución; a pesar de que los misioneros de Ocopa nada omitieron para probar su constancia. Conocedores ellos, de la difícil causa que toma a su cuenta el ministro del Evangelio, que debe ser “sal de la tierra, luz del mundo, depositario de la ciencia y centinela de la casa de Israel “; y sabiendo que a quien mucho se le confía, mucho se le ha de pedir, emplearon todos los medios para probar la bondad de su vocación. más nuestro joven aspirante se mantuvo siempre en su puesto y colmó las esperanzas de todos.
Fray Alfonso María de la Cruz se consagró irrevocablemente al total servicio de Dios por la Profesión de los votos religiosos, el 18 de diciembre de 1862 digno galardón de su constancia, después del año canónico de noviciado, durante el cual dio clarísimas muestras de la verdad de su vocación a la vida del claustro, dedicándose a ilustrar su espíritu, acompañando el ejercicio de las virtudes religiosas con el estudio de las ciencias humanas y divinas que aprovechó sobremanera, mereciendo recibir las órdenes menores y  la dignidad sacerdotal, previo examen ante el Venerable Discretorio, según  cartas firmadas por el R. P. Fray Pedro Gual, Comisario General dela Orden Franciscana.
El sábado 1º de Septiembre de 1866 recibió la Tonsura y las Órdenes Menores o Ministerios de: Ostiario, Lector, Exorcista y Acólito.
El Subdiaconado lo recibió el Domingo 2 de Septiembre de 1866 y el Diaconado el Domingo 9  del mismo año y  el Sagrado Orden del Presbiterado el  03 de Marzo de 1867 en la ciudad de Lima, conferido por el Excelentísimo Monseñor Manuel Teodoro del Valle,  primer Obispo de Huánuco.

Desde su ordenación sacerdotal,  Fray Alfonso María se dedicó con gran celo apostólico  a los ejercicios propios del sacerdocio en el Convento de Ocopa y pueblos de la Región central del Perú. Se adjunta las cartas referentes a las Sagradas Ordenes.

1 comentario:

  1. Siempre tuvo a Dios como lo más importante en su vida, solo con Él nos sentiremos completamente felices y libres

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